¿Es realmente bueno para Sudáfrica que se juegue el mundial en su territorio? ¿Quién es realmente Sudáfrica? Parece que lo que vemos por televisión, como siempre, son los ricos. Son ellos los que se enriquecen más con las hordas de turistas llenos de dólares, los pobres no tenemos lugar en sus pantallas.
Por Christopher Werth
Victor gumbi está sentado al lado de una humeante fogata en un terreno limpio, a la sombra del recién renovado estadio Ellis Park, uno de los muchos lugares donde Sudáfrica celebrará la Copa Mundial de fútbol, que empieza esta semana. Sudáfrica anunció el evento deportivo más popular del mundo como un impulso para el desarrollo que ayudaría a millones de personas a salir de la pobreza, pero Gumbi, un jornalero de 35 años, dice que las cosas están empeorando. No mucho tiempo después de que a Sudáfrica se le concedió la organización del torneo, una cuadra entera del barrio donde vive fue programada para ser derribada como parte de un amplio plan de regeneración urbana alrededor del estadio, en Johannesburgo. A fines de 2009, el descuidado edificio donde Gumbi vivía fue demolido sin autorización, dejándolo en una pequeña casucha mal construida en medio de un bloque de casas medio derribadas que los vecinos apodan “Bagdad”.
Ahora, muchos residentes que habían vivido en los edificios abandonados del área durante más de una década se sienten obligados a irse debido al Mundial. “Quieren escondernos. No quieren que los europeos nos vean, así que demolieron estas sucias casas”, afirma Gumbi, quien cree que será retirado de una vez por todas antes de que comiencen los partidos.
Los funcionarios municipales de Johannesburgo niegan que se haya realizado ningún retiro específico. Sin embargo, por todo el país surgieron acusaciones de desalojos forzosos. Los diarios locales acusan a la policía sudafricana de reunir a personas sin hogar para echarlas a muchos kilómetros de distancia (algo que la policía niega), mientras que residentes de toda Ciudad del Cabo afirman que fueron trasladados de sus asentamientos ilegales y edificios ruinosos a un campamento temporal en las afueras de la ciudad antes de la llegada de los fanáticos del fútbol.
También en este caso, la ciudad desestima tales acusaciones, pero no sería la primera vez que las personas hayan sido desarraigadas antes de un evento deportivo mundial. Cuando Seúl celebró las Olimpíadas de verano, en 1988, un 15 por ciento de la población fue desplazado debido a la remodelación de la capital. Y 20 años después, se piensa que más de un millón de residentes de Beijing se encontraron en la ruta de las excavadoras antes de los Juegos de 2008. Ahora, en un reciente informe sobre megaeventos realizado por Raquel Rolnik, la relatora especial de la ONU sobre el derecho a una vivienda adecuada dice que en muchos casos actuales, los derechos humanos se dejan de lado conforme las ciudades africanas, incluyendo Ciudad del Cabo, se “limpian” para resultar atractivas para los espectadores.
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