Marinaleda es un experimento que ellos mismos llaman utópico en Andalucía, donde un puñado de ciudadanos buscan demostrar que sí es posible vivir en una sociedad con democracia radical y basados en la hermandad y la solidaridad. Aquí les dejamos un pequeño texto, pero les recomendamos investigar más sobre el tema. Esta es la página oficial www.marinaleda.com
El poder no es neutro
En una sociedad dividida en clases sociales, en ricos y en pobres, en explotadores y explotados creer que el poder es neutro es una tremenda ingenuidad y por eso cuando en el año 79 nos presentamos a las elecciones municipales pensamos que teníamos que dar a lugar un poder de clase, un poder que se comprometiera hasta las ultimas consecuencias con los trabajadores con los que menos tenían, con los que le habían robado hasta la palabra.
Por tanto nos dimos cuenta que teníamos que poner de pie un poder contra el poder, UN CONTRAPODER que supiera oponerse a los muchos poderes que tenía la burguesía y que desgraciadamente sigue teniendo en la lucha por alcanzar los derechos que a los jornaleros siempre se nos habían negado.
Pusimos en marcha un poder municipal que fuera a ocupar tierra con los jornaleros, que reclamara viviendas o que se enfrentara a la Unión Europea (UE) cuando dictaba normas que favorecían a la burguesía terrateniente pero que dejaban a los parados del mundo rural convertidos en auténtico desperdicios sociales.
También teníamos que enfrentarnos al gobierno central o a la Junta de Andalucía cada vez que nos negaban derechos elementales o nos ponían para callarnos la boca limosnas y mentiras como único sustento en nuestras vidas.
Por eso que nuestro ayuntamiento ha sido una herramienta política de primera magnitud a la hora de luchar por la tierra y a la hora de conseguirla. Por eso que no nos diera miedo construir viviendas, tantas cuanto fueran necesarias para que los obreros y los hijos de los obreros tuvieran asegurado un techo y por eso que ahora tampoco nos de miedo tener como objetivo el pleno empleo que es justo lo contrario de lo que tiene en mente el imperialismo para esta zona del planeta.
Y porque sabíamos que el poder no era neutro nos dimos cuenta que necesitábamos de la gente para que tuviera la fuerza necesaria ese poder frente al inmenso poder de la burguesía representado por el Estado, por los grandes terratenientes o la Unión Europea.
Por tanto nos dimos cuenta que teníamos que poner de pie un poder contra el poder, UN CONTRAPODER que supiera oponerse a los muchos poderes que tenía la burguesía y que desgraciadamente sigue teniendo en la lucha por alcanzar los derechos que a los jornaleros siempre se nos habían negado.
Pusimos en marcha un poder municipal que fuera a ocupar tierra con los jornaleros, que reclamara viviendas o que se enfrentara a la Unión Europea (UE) cuando dictaba normas que favorecían a la burguesía terrateniente pero que dejaban a los parados del mundo rural convertidos en auténtico desperdicios sociales.
También teníamos que enfrentarnos al gobierno central o a la Junta de Andalucía cada vez que nos negaban derechos elementales o nos ponían para callarnos la boca limosnas y mentiras como único sustento en nuestras vidas.
Por eso que nuestro ayuntamiento ha sido una herramienta política de primera magnitud a la hora de luchar por la tierra y a la hora de conseguirla. Por eso que no nos diera miedo construir viviendas, tantas cuanto fueran necesarias para que los obreros y los hijos de los obreros tuvieran asegurado un techo y por eso que ahora tampoco nos de miedo tener como objetivo el pleno empleo que es justo lo contrario de lo que tiene en mente el imperialismo para esta zona del planeta.
Y porque sabíamos que el poder no era neutro nos dimos cuenta que necesitábamos de la gente para que tuviera la fuerza necesaria ese poder frente al inmenso poder de la burguesía representado por el Estado, por los grandes terratenientes o la Unión Europea.
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