martes, 23 de noviembre de 2010

Ambientalismo como estrategia del capital


El capitalismo siempre ha tomado lo que le pase por enfrente para mantener su reproducción material. Hasta la misma revolución ha sido mercantilizada en nombre del capital por medio de camisetas al por mayor con la cara del Ché Guevara y demás íconos revolucionarios, que seguramente se revuelcan en sus tumbas al ver en lo que terminó su legado intelectual.

El actual tema de prostitución capitalista para obtener beneficios del domesticado consumidor es el ambientalismo.

El mundo ha llegado a un punto crítico a causa de la constante explotación que nos ha impuesto el sistema, donde las grandes multinacionales gastan millones y millones de dólares solamente en propaganda, buscando incrementar el consumo de sus productos. El consumismo incrementa a ritmos inimaginables superando los límites de nuestro entendimiento.

En nombre de la acumulación material hemos transformado para siempre el medio natural, causándole daños irreversibles he imponiendo como fin último de la vida humana, lujos materiales y desarrollo científico a toda costa.

Este contexto actual al ser tan alarmante, ha causado un tipo de conciencia desentendida en las sociedades, buscando seguir el mismo consumo o hasta incrementarlo en productos llamados “amigables con el medio ambiente”. Las grandes empresas del mundo han participado en proliferar esta visión consumista, acoplando sus logos a lo verde; únicamente por que les traerá mayores ganancias. Gracias a esto es que podemos ver una iguana de considerable tamaño en el logo de ECOPETROL o ver en los periódicos a Canon como cabeza de la lista de las multinacionales verdes y, ni hablar de los innovadores inventos que se pelean por patentar los grandes monopolios mundiales para asegurar una buena porción de la era verde.

En este sistema la cura de los daños causados por el consumo es el consumismo y desafortunadamente por crecer en sociedades tan prostituidas por las grandes compañías y monopolios, tragamos fácilmente su elaborada propaganda. Esta creciente mercantilización de la vida ajena es poco percibida cotidianamente por tan amplia división del trabajo, el adormecedor efecto de la propaganda y la televisión, pues el capitalismo con bases tan contradictorias, aparenta cierta elocuencia en el día a día. El libertinaje del mercado nos viene educando prácticamente desde que nacemos, poco a poco envenenando nuestros sueños y reduciendo nuestra existencia a ser herramientas útiles para consolidar imperios económicos.

Cito un texto elocuente escrito por Ricardo Natalichio publicado en ecoportal.net en el que dice: “Todos los ambientalistas tenemos la obligación de luchar contra el capitalismo, porque éste ataca constantemente al ambiente que queremos preservar. Las bases del capitalismo están apoyadas sobre un terreno que se vuelve cada vez más pantanoso. La apropiación de recursos naturales con el fin de convertirlos en mercancía, comienza a ser cada vez más resistida por los pueblos y por la propia Tierra”.

Emilio IRA

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