Porque un poco de teoria no hace mal, les dejamos algunas reflexiones interinas de algunos estudiantes rebeldes que militan en nuestras filas.
Ingobernabilidad
El ideal de la ingobernabilidad es altamente incomprendido, sobre todo fuera de los círculos libertarios. Generalmente se acusa a los anarquistas de inmaduros políticos, pues no son capaces de concebir ningún gobierno, coordinación o consejo. Sin embargo, la ingobernabilidad mina directamente la autoridad ilegítima, apunta a criticar una autoridad, que al no ser aceptada y comprendida por la racionalidad y la emotividad de los ciudadanos, se tiene que imponer de manera “legal”, es decir, por la fuerza utilizando los mecanismos de represión del estado. Así es como nosotros entendemos la ingobernabilidad, como la justa rebelión ante la autoridad patentada por la fuerza, que no quiere dejarse entender por su misma naturaleza ilegítima.
Citando a Bakunin “Aceptamos todas las autoridades naturales, y toda influencia de hecho, ninguna de derecho; porque toda autoridad o toda influencia de derecho, y como tal oficialmente puesta, al convertirse pronto en una opresión y en una mentira, nos impondría infalibelemente… la esclavitud y el absurdo.
En una palabra rechazamos toda legislación, toda autoridad y toda influencia privilegiadas, patentadas, oficiales y legales, aunque salgan del sufragio universal, convencidos de que no podrán actuar sino en provecho de una minoría dominadora y explotadora, contra los intereses de la inmensa mayoría sometida. He aquí porque somos realmente anarquistas”
Para nosotros no sólo el gobierno actual, sino el sistema de gobierno en que éste se basa, son parte de esta autoridad patentada ilegítima. Por eso es que nosotros nos definimos como ingobernables y nos defendemos como tales.
Poder popular
Para nosotros, el concepto de Poder Popular esta inexorablemente emparentado con el de democracia radical. La construcción de la coordinación de abajo hacia arriba, en donde se tiene en cuenta las necesidades concretas, el constante control de algunos delegados y representantes, y un constante diálogo no sólo son ideales que esperamos con la revolución, sino que la tenemos como principio básico de nuestro modo de operar.
Unidad revolucionaria
Más que una consigna, un ideal o una estrategia, la unidad revolucionaria es para nosotros una fría necesidad en estos momentos de especial represión. Más allá de nuestras diferencias ideológicas puntuales (socialismo, comunismo, anarquismo, etc), reconocemos que si no nos unimos para la acción, como complemento básico de la disgregación para la comprensión, nunca lograremos transformar la sociedad, y salir a la luz del fondo de la caverna. Si todos coincidimos en la necesidad de la revolución social, es para nosotros suficiente para considerarnos compañeros y luchar hombro a hombro por este ideal. Si la burguesía, clase individualista y egoísta puede unirse para la explotación, ¿Por qué nosotros no por la liberación?
Acción directa
Este es un viejo ideal anarquista, el cual hemos discutido largamente al interior de la organización. Si bien la reflexión y difusión teórica tiene su valor despertando mentes, la acción directa, o la propaganda por la acción como preferimos llamarla, es a nuestro entender mucho más efectiva. Si un revolucionario arrojado, por medio de la acción logra demostrar (en palabras de los amigos del SUR) “que es posible y que vale la pena rebelarse”, muchos otros, al ver su ejemplo harán los mismo, creando una unidad revolucionaria en pro del poder popular, allende diferencias ideológicas y unidos por el calor de la acción revolucionaria.
Ingobernabilidad
El ideal de la ingobernabilidad es altamente incomprendido, sobre todo fuera de los círculos libertarios. Generalmente se acusa a los anarquistas de inmaduros políticos, pues no son capaces de concebir ningún gobierno, coordinación o consejo. Sin embargo, la ingobernabilidad mina directamente la autoridad ilegítima, apunta a criticar una autoridad, que al no ser aceptada y comprendida por la racionalidad y la emotividad de los ciudadanos, se tiene que imponer de manera “legal”, es decir, por la fuerza utilizando los mecanismos de represión del estado. Así es como nosotros entendemos la ingobernabilidad, como la justa rebelión ante la autoridad patentada por la fuerza, que no quiere dejarse entender por su misma naturaleza ilegítima.
Citando a Bakunin “Aceptamos todas las autoridades naturales, y toda influencia de hecho, ninguna de derecho; porque toda autoridad o toda influencia de derecho, y como tal oficialmente puesta, al convertirse pronto en una opresión y en una mentira, nos impondría infalibelemente… la esclavitud y el absurdo.
En una palabra rechazamos toda legislación, toda autoridad y toda influencia privilegiadas, patentadas, oficiales y legales, aunque salgan del sufragio universal, convencidos de que no podrán actuar sino en provecho de una minoría dominadora y explotadora, contra los intereses de la inmensa mayoría sometida. He aquí porque somos realmente anarquistas”
Para nosotros no sólo el gobierno actual, sino el sistema de gobierno en que éste se basa, son parte de esta autoridad patentada ilegítima. Por eso es que nosotros nos definimos como ingobernables y nos defendemos como tales.
Poder popular
Para nosotros, el concepto de Poder Popular esta inexorablemente emparentado con el de democracia radical. La construcción de la coordinación de abajo hacia arriba, en donde se tiene en cuenta las necesidades concretas, el constante control de algunos delegados y representantes, y un constante diálogo no sólo son ideales que esperamos con la revolución, sino que la tenemos como principio básico de nuestro modo de operar.
Unidad revolucionaria
Más que una consigna, un ideal o una estrategia, la unidad revolucionaria es para nosotros una fría necesidad en estos momentos de especial represión. Más allá de nuestras diferencias ideológicas puntuales (socialismo, comunismo, anarquismo, etc), reconocemos que si no nos unimos para la acción, como complemento básico de la disgregación para la comprensión, nunca lograremos transformar la sociedad, y salir a la luz del fondo de la caverna. Si todos coincidimos en la necesidad de la revolución social, es para nosotros suficiente para considerarnos compañeros y luchar hombro a hombro por este ideal. Si la burguesía, clase individualista y egoísta puede unirse para la explotación, ¿Por qué nosotros no por la liberación?
Acción directa
Este es un viejo ideal anarquista, el cual hemos discutido largamente al interior de la organización. Si bien la reflexión y difusión teórica tiene su valor despertando mentes, la acción directa, o la propaganda por la acción como preferimos llamarla, es a nuestro entender mucho más efectiva. Si un revolucionario arrojado, por medio de la acción logra demostrar (en palabras de los amigos del SUR) “que es posible y que vale la pena rebelarse”, muchos otros, al ver su ejemplo harán los mismo, creando una unidad revolucionaria en pro del poder popular, allende diferencias ideológicas y unidos por el calor de la acción revolucionaria.
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