Continuando con nuestra saga de artículo de y sobre mujeres rebeldes, hoy recordamos a aquella heroína, que en medio de los personalismos revolucionarios logró establecerse y dejar huella en una historia sellada y escrita con claros visos machistas. A los 50 años de la revolución cubana recordamos a esta mujer, digno ejemplo de una vida consecuente, de una vida consagrada a la revolución.
MOVIMIENTO I.R.A.
Haydée Santamaría: hablar en presente
Por. Agustín Pérez
Guantánamo, 28 de julio.- 2008
Al hablar de Haydée Santamaría, Heroína del Moncada, hay que hacerlo en presente, a los 28 años de su desaparición su presencia es inmortal en el corazón del pueblo cubano, ese que al que tanto amó y dedicó su vida entera.
Entre los atacantes al cuartel Moncada había dos mujeres: Haydée Santamaría y Melba Hernández, cuya misión era tomar el hospital Saturnino Lora, como integrantes de un comando de 21 combatientes dirigido por Abel Santamaría, segundo jefe de aquel movimiento revolucionario, con el propósito de prestar asistencia médica a los heridos, para lo cual contaban con el doctor Mario Muñoz Monroy. Ambas servirían como enfermeras.
Al fracasar el ataque, Haydée y Melba son hechas prisioneras; los esbirros de la tiranía de Fulgencio Batista dieron inicio a un verdadero baño de sangre y entre los asesinados figuran Abel, hermano de Haydée, Boris Luis Santa Coloma, su novio, y al doctor Muñoz Monroy, quien precisamente había intercedido ante el jefe de aquel movimiento revolucionario, Fidel Castro, para que autorizara la participación de Haydée en el asalto a la segunda fortaleza militar de Cuba.
Años después, al rememorar aquellos hechos, esta heroína expresó: “Allí tuvimos momentos en los que al no saber de Fidel queríamos en realidad desaparecer. Estábamos allí con tal seguridad de que si Fidel vivía, vivía el Moncada, que si Fidel vivía, habría muchos Moncada”.
Desde la cárcel de mujeres, Haydée escribía a sus padres: “Si no fuera por la preocupación de ustedes por mí, y por saber el dolor que tienen al pensar que no tendrán más a Abel con ustedes, pudiera decirles que soy casi feliz. Si ustedes pensaran como yo sobre Abel, pudieran también, si no ser felices, no ser tan desgraciados como sé que son.
“Sé bien que nada que les diga les quitará esta terrible pena, tal vez cuando pasen los años me entenderán, cuando tengan de verdad la seguridad de que ustedes son padres privilegiados, que siempre tendrán a ese hijo, y lo tendrán tal como era, bueno, joven, hermoso”
Al salir de prisión encaró la misión de sacar del Presidio Modelo y ordenar las páginas del alegato histórico de Fidel “La Historia me absolverá”, y tras un gigantesco esfuerzo obtuvieron 10 mil copias que fueron distribuidas de inmediato para que el pueblo tomara mayor conciencia del por qué el asalto al Moncada.
Después vendrían los días gloriosos de la Sierra Maestra y su invalorable participación junto a Celia Sánchez, Vilma Espín y otras heroínas. Luego del triunfo revolucionario el 1 de enero de 1959, Fidel le encarga fundar una institución como la Casa de las Américas y Haydée se descubre como una prominente promotora cultural de alcance universal.
Sobre su trayectoria en esta última etapa, declara Roberto Fernández Retamar, actual presidente de la Casa de las Américas: “Tuve el privilegio de trabajar 15 años con Haydée y cuando se quiere, admira y debe tanto a una persona, es difícil imaginarse su desaparición. Yo francamente daba por sentado que Haydée era inmortal, como pensábamos que el Che era inmortal”.
Hoy, a pesar de los 28 años transcurridos desde su desaparición física, al hablar de Haydée hay que hacerlo en presente, y es que aquella combatiente del Moncada, fundadora del Movimiento 26 de Julio, luchadora de la clandestinidad y del Ejército Rebelde, es inmortal en el corazón de su pueblo al que tanto amó y dedicó su vida entera.
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